Tras nuestra primera etapa del Camino de Santiago que recorría el trayecto de «Roncesvalles – Zubiri [21,77km]» tocaba una nueva etapa, muy parecida a la anterior, tanto por kilometraje como por paisaje: Zubiri – Pamplona.
El final de etapa se establecía en Pamplona donde haríamos un día extra para hacer un poco de turismo (y aumentar la oferta gastronómica del post de pintxos de Pamplona -y otros de información de la zona-).
¡El Camino de Santiago no es solo andar!
· Zubiri – Pamplona [21,63km]
Al poco de comenzar nuestra etapa nos encontramos con las instalaciones que Magnesitas Navarras tiene a las afueras de Zubiri. Recuerdo el aviso de mi padre: «en breve habrá unas escaleras hechas con traviesas de ferrocarril que cuando llueve se vuelven muy peligrosas».
¡Y tanto que eran peligrosas! ¡¡Cuidado!!
Seguimos el camino mientras mi padre me comenta que en The Abbey de Ilarraz solía haber unas monjas que echaban en sello en la credencial del Camino de Santiago.
Esta vez, y debido al Covid19 (mi padre ha hecho el camino en otoño y las ha encontrado allí), el sello se ata con una pequeña cadena con la esperanza de no ser robado. Nosotros paramos, aprovechamos el resguardo de la lluvia durante unos minutos, sellamos la credencial y echamos unas monedas en una caja de donaciones.
Da pena ver como los pocos peregrinos del Camino de Santiago pasan de largo…
Seguimos nuestro camino bajo la lluvia hasta que el sendero se ubica junto al río Arga.
Mirando la corriente del río nos hacemos una idea de lo que está lloviendo estos días: grandes troncos aparecen en los laterales y, en algunos tramos concretos, el río Arga no está muy lejos de desbordarse.
Tras 8km llegamos al lugar elegido para el tentempie: La Parada de Zuriain (facebook).
Además de buenos pintxos de tortilla y un fuego que nos hace entrar en calor (y secarnos), podemos hablar con el dueño del local y nos explica en qué está afectando esta pandemia a su negocio:
«Todos los días pasa algún peregrino por aquí pero son muy pocos. No cierro porque sino no tendríais ningún lugar para comer y descansar desde Zubiri casi hasta Villaba. Otros años, mi albergue de 15 camas solía estar lleno y por las tardes había un ambiente mucho chulo en la terraza. Cogían mi guitarra y siempre había alguien cantando y bailando. Ahora, por contra, hace días que no duerme nadie aquí y en vez de las más de 20 tortillas que hacía diariamente, con 2 tortillas hago para todo el día -y me suelo quedar con raciones-.
Nos ponemos encima todo el equipo (coronado por la capa porque sigue lloviendo) y partimos rumbo a Pamplona tal y como estaba previsto: del tirón.
Llegando a Villaba me comenta mi padre que en el albergue que está junto a la Basílica de la Santísima Trinidad de Arre se encontró por 1ª vez una sala de roncadores. Y claro, nadie lo quiso reconocer y todas las salas del albergue acabaron siendo madrigueras de jabalíes.
Bajo una intensa lluvia, cruzamos el puente romano ubicado sobre río Ulzama -que a pocos metros se junta con el río Arga-.
Esta zona está llena de cascadas y es espectacular (tanto las vistas desde el puente como las vistas del puente), pero la lluvia no deja disfrutar del lugar. ¡Tocará volver cuando haga buen tiempo!
Tras unos duros kilometros cruzando las poblaciones de Villava y Burlada (duros porque vamos sobre asfalto y los semáforos en rojo nos obligan a cortar el ritmo) llegamos al puente romano de Pamplona.
Comenzamos a subir hacia el casco histórico de Pamplona.
El alojamiento en elegido para dormir en Pamplona fue el Hostal Arriazu por su ubicación, nota en Booking y precio. Además, necesitábamos un buen baño para pegarnos una buena ducha (y merecida tras 22km bajo la lluvia).
Dejamos nuestras cosas en el Hostal Arriazu y salimos a comer en Pamplona.
Teníamos miedo de cómo nos íbamos a entrar Pamplona porque Navarra estaba empezando a incrementar los positivos por Covid19 pero, tras varios intentos de sentarnos en algún restaurante en el que pudiésemos comer un menú del día, acabamos comiendo 3 pintxos y 2 medias ensaladas para compartir en el Bar Ulzama [tripadvisor].
¡Y fue todo un acierto!
Después de una merecida ducha, siesta y momento de relax con el móvil tumbados en la cama, salimos a descubrir todo lo que hay que ver en Pamplona. Para ello, fuimos primero hasta la oficina de turismo que se encuentra a los pies del Ayuntamiento para que nos diesen recomendaciones.
Lo primero que sorprende es lo pequeña que es la Plaza Consistorial porque por la tele, cuando retransmiten desde allí el chupinazo de los San Fermines, parece inmensa de la cantidad de gente que allí se agolpa.
Poco turismo hicimos este día porque solo queríamos descansar y estar en lugares secos y la lluvia nos perseguía. Decidimos que era un buen momento para disfrutar de los pintxos de Pamplona.
De entre todos los bares recorridos, destacamos el bar Gaucho y sus maravillosos pintxos (es el bar más premiado de Pamplona con diferencia y sus pintxos mezclan tradición e innovación).
Durante mis visitas, he ido completando un post con los mejores pintxos de Pamplona y este listad está en continua actualización. ¡Seguro que volveré a probar más! :)-
Con la tripa llena y ya de noche (anochece muy pronto y a las 21:00h ya es noche cerrada), volvemos al Hostal Arriazu para descansar y poder así madrugar para recorrer Pamplona al día siguiente.
Finiquitamos a lo grande nuestra 2ª etapa del Camino de Santiago: Zubiri – Pamplona.
- Alojamiento Zubiri: Albergue Río Arga.
- Alojamiento Pamplona: Hostal Arriazu.
Dejo los datos de la etapa CS2 Zubiri – Pamplona que registró mi reloj Huawei GT:
Desde el mapa con el kilometraje, hora de salida y la duración total de la etapa (contando desde la salida del alojamiento de origen hasta la llegada al alojamiento de llegada sin detenerlo -aunque paremos a comer un pintxo o comer el reloj sigue en marcha-), hasta nuestro ritmo, frecuencia cardiaca, pasos, desnivel, etc.
No se puede explicar mejor…
Espero las siguientes Etapas…
Las próximas etapas llegarán en breve, que faltan bastantes kilometros todavía…