Tenía muchas ganas de visitar la isla de Lobos y tras muchas reflexiones, decidí madrugar y coger el primer ferry y volver a comer a Corralejo. Mucha gente decide pasar el día completo en este islote pero quería aprovechar la tarde para seguir recorriendo Fuerteventura.
Tras la investigación previa para saber cómo llegar, solo nos quedaba saber qué era lo que había que ver en la isla de Lobos (eso sí, siempre el bañador siempre en la mochila).
Qué ver en la isla de Lobos
Este islote, que toma su nombre de los lobos marinos o focas monje que vivían en sus costas hasta no hace mucho tiempo.
Su superficie de unos 6 km² y sus aguas cristalinas hacen que la isla de lobos sea visitada por amantes del senderismo y del snorkel.
Las visitas al islote de Lobos llegan al Muelle donde desembarcan ferry, lanchas y water-taxis. A pocos metros se encuentra el centro de visitantes donde se puede preguntar todas las dudas.
A pocos metros se encuentra la principal bifurcación de la isla: derecha hacia El Puertito e izquierda hacia la Playa de la Concha de Lobos.
Por toda la isla se encuentran unas señales de dirección donde en todo momento podemos ver las diferentes zonas turísticas de la isla y el tiempo aproximado que se tarda en llegar a ellas.
Gran parte de los turistas que deciden visitar la isla de Lobos van a ver la zona del Puertito porque es donde se ubican las casas típicas de pescadores, donde se encuentra la famosa pasarela y en la que los locales limpian el pescado que ofrecerán en el único restaurante de la isla (dirigido por los descendientes de Antoñito).
Tras esta visita, lo habitual suele ser ir a relajarse en la Playa de la Concha de Lobos, comer el bocadillo y hacer un poco de snorkel.
Para los que prefieran conocer un poco más de esta preciosa isla, existe una ruta circular de unas 2h que llega hasta el punto más al norte de la isla y al faro de Lobos pasando por el cono volcánico de la caldera de La Montaña y la íntima playa de La Calera.