Esta metrópolis del norte de Inglaterra, más allá de su renombre futbolístico, despliega un abanico de atractivos ideales para quienes buscan qué ver en Manchester en 1 día.
Desde su legado industrial plasmado en imponentes edificios victorianos de piedra rojiza hasta su efervescente escena musical y artística, Manchester invita a sumergirse en su rica historia y a dejarse envolver por su atmósfera cosmopolita con sus altas torres de cristal.
Índice de contenido
Que ver en Manchester en 1 día
– Plaza de Albert y el Ayuntamiento
La Plaza Albert, situada en el corazón de la ciudad, es un espacio público emblemático que respira historia y vitalidad y uno de los lugares que hay que ver en Manchester. Construida en 1863, debe su nombre al príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria.
El elemento central de la plaza es el impresionante Albert Memorial, un monumento conmemorativo que rinde homenaje al príncipe. Sin embargo, la plaza es mucho más que un tributo real; es un punto de encuentro vibrante, escenario de festivales, mercados y celebraciones que reflejan el espíritu dinámico de la ciudad.
Dominando la Plaza Albert se alza el majestuoso Ayuntamiento de Mánchester, una obra maestra de la arquitectura neogótica victoriana. Diseñado por Alfred Waterhouse y completado en 1877, este edificio es un símbolo del poder y la prosperidad de la ciudad durante la Revolución Industrial. Su fachada ornamentada, con intrincados detalles en piedra y una imponente torre del reloj, evoca la grandeza de épocas pasadas.
[Actualmente, en marzo de 2025, la plaza y el ayuntamiento se encuentran inmersas en una intensa rehabilitación.]
– Biblioteca John Rylands
La Biblioteca John Rylands es mucho más que una simple biblioteca; es una obra maestra arquitectónica y un tesoro de conocimiento que hay que ver en Manchester.
Fundada por Enriqueta Rylands en memoria de su esposo John Rylands, un exitoso industrial, la biblioteca abrió sus puertas en 1900 y desde entonces ha cautivado a visitantes de todo el mundo.
Enriqueta, reunió una impresionante colección de libros raros, manuscritos iluminados y otros documentos históricos, que forman el núcleo de la biblioteca pero entre sus tesoros más preciados se encuentra una de las pocas Biblias de Gutenberg que se conservan en el mundo, así como fragmentos del Papiro P52, el fragmento de manuscrito del Nuevo Testamento más antiguo conocido.
El edificio de la biblioteca es una joya de la arquitectura neogótica victoriana, diseñado por el arquitecto Basil Champneys.
Su fachada de arenisca roja, sus altas torres y sus intrincadas vidrieras evocan la atmósfera de una catedral medieval. En el interior, la biblioteca cuenta con una serie de salas de lectura y galerías, cada una con su propio estilo y ambiente.
– Catedral de Manchester
La Catedral de Manchester no es solo un edificio religioso, sino un libro abierto que narra la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos. Sus orígenes se remontan a 1421, cuando Thomas de la Warre fundó una iglesia colegiata en el lugar donde hoy se erige la catedral. Sin embargo, la historia del sitio es aún más antigua, ya que se cree que existió una iglesia sajona previa.
A lo largo de los siglos, la catedral ha sido testigo de importantes acontecimientos, desde la Reforma Protestante hasta los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que dejaron su huella en su estructura y su espíritu.
Desde el punto de vista arquitectónico, la Catedral de Manchester es un ejemplo destacado del estilo gótico perpendicular, caracterizado por sus líneas verticales, sus grandes ventanales y sus intrincados detalles en piedra.
Al pasear por su interior, se pueden admirar elementos notables como las vidrieras, el órgano y la sillería del coro (considerada una de las mejores muestras de carpintería medieval en el norte de Inglaterra).
– Shambles Square
Shambles Square, en el corazón de Manchester, es mucho más que una simple plaza; es un viaje en el tiempo, un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan de forma fascinante. Este rincón histórico, con sus edificios de entramado de madera y su ambiente acogedor, es una parada obligatoria para cualquier viajero que quiera sumergirse en la esencia de Manchester.
El nombre «Shambles» proviene de un antiguo término inglés que se refería a los mataderos y mercados de carne al aire libre. Aunque la plaza actual se creó en 1999, sus raíces se remontan a la antigua zona de Old Shambles, que durante siglos fue un bullicioso centro de comercio.
La creación de Shambles Square fue una respuesta al devastador atentado de 1996, que impulsó un ambicioso proyecto de regeneración urbana. Dos de los edificios más emblemáticos de la plaza, el Old Wellington Inn (data de 1552) y el Sinclair’s Oyster Bar (data de 1738), fueron cuidadosamente desmontados y reubicados aquí, conservando su encanto histórico.
– Northern Quarter
El Northern Quarter de Mánchester es un crisol de creatividad y cultura urbana, y su plaza central es el corazón palpitante de este distrito bohemio.
Lejos de las plazas tradicionales, este espacio vibra con un ambiente alternativo, donde el arte callejero se fusiona con la arquitectura industrial reconvertida. Sus calles adoquinadas y fachadas de ladrillo visto cuentan historias de la Revolución Industrial, mientras que las galerías de arte, tiendas vintage y cafés independientes le dan un toque contemporáneo.
Aquí, la música en vivo resuena en los bares, y los mercados de diseño ofrecen tesoros únicos, convirtiendo cada visita en una experiencia inolvidable.
– Barrio de Castlefield
Castlefield, en el corazón de Manchester, es un crisol de historia y modernidad, donde los canales romanos se entrelazan con la vibrante vida contemporánea. Este barrio, que alguna vez fue el epicentro de la Revolución Industrial, hoy se erige como un pintoresco destino turístico. Sus canales, bordeados de bares y restaurantes, ofrecen un ambiente relajado y bohemio, ideal para disfrutar de un paseo al atardecer.
Entre sus joyas históricas, destacan el fuerte romano de Mamucium, vestigio de los orígenes de la ciudad, y el Museo de la Ciencia e Industria, que narra el legado industrial de Manchester. Castlefield es, sin duda, un lugar donde el pasado y el presente convergen, creando una experiencia única para el viajero.
– Chinatown
El barrio de Chinatown de Manchester es uno de los barrios chinos más grandes de Europa y es un vibrante crisol de cultura y gastronomía asiática. Merece darse un paseo por sus calles porque es una de las cosas que ver en Manchester en 1 día.
Su historia se remonta a principios del siglo XX, cuando los primeros inmigrantes chinos se establecieron en la ciudad, abriendo lavanderías y restaurantes. El barrio cobró vida en la década de 1970 con la llegada de inmigrantes de Hong Kong, transformándose en un bullicioso centro comercial.
Hoy, sus calles están llenas de restaurantes auténticos, tiendas coloridas y el icónico Arco del Triunfo Chino, un portal que te transporta directamente a Asia.
– Museo Nacional del Fútbol
El Museo Nacional del Fútbol de Mánchester es un templo para los amantes del balompié, ubicado en el moderno edificio Urbis.
Este museo alberga una impresionante colección de más de 140.000 objetos, desde trofeos históricos hasta camisetas de jugadores legendarios, que narran la evolución del fútbol desde sus inicios hasta la actualidad.
Entre sus tesoros más preciados se encuentra el trofeo Jules Rimet, ganado por Inglaterra en 1966. Además de su valor histórico, el museo ofrece experiencias interactivas y exposiciones temporales que exploran el impacto cultural y social del fútbol en todo el mundo.
– Estadio de Old Trafford
Old Trafford, apodado el «Teatro de los Sueños» por Sir Bobby Charlton, es mucho más que un estadio de fútbol; es un icono histórico y cultural.
Su arquitectura, aunque modernizada a lo largo de los años, conserva la esencia de su diseño original, con la tribuna Sir Bobby Charlton como un homenaje a la leyenda del club.
Desde su inauguración en 1910, ha sido el hogar del Manchester United, testigo de innumerables momentos épicos en la historia del fútbol, incluyendo partidos de la Copa Mundial de la FIFA 1966, la Eurocopa 1996 y los Juegos Olímpicos de 2012, consolidándose como un símbolo del deporte en Inglaterra.