Acabo de regresar de una «escapada» a Centro Europa. Lo que iba a ser una breve visita a Praga para ver cómo trata la Navidad, se ha convertido en un pequeño tour de 11 días (27 nov-7 dic) por algunas de las ciudades más bonitas de Europa: Praga, Viena, Budapest y Bratislava.

Mientras descargo, ordeno y realizo las copias de seguridad de todas las fotos y mientras pienso qué posts publicar en el blog, os dejo las fotos que he ido subiendo en mi cuenta de Instagram (@chalo84) a modo de introducción.

Praga, Viena, Budapest y Bratislava vistos desde mi Instagram

Praga

Empezamos el viaje en Praga y el azar hizo que, a pesar de que la inauguración oficial fuera un par de días más tarde, encendiesen el árbol de navidad el mismo día que llegábamos (nosotros decidimos viajar ese día por ser el más barato). Dormimos bastante barato en un apartamento que estaba a 5 minutos del puente de Carlos, disfrutamos de la cerveza a precio de agua y vimos nevar.

Tras 3 días de recorrer y exprimir Praga a tope, cogimos un tren que, tras 3 horas, nos puso en pleno centro de Viena.

Viena

En Viena tomamos precauciones con todo a sabiendas de que iba a ser la ciudad más cara de todas las que hemos visitado (con diferencia). No encontramos apartamento céntrico y barato, así que nos decantamos por un hotel a 5 minutos del metro. Eso no quita que disfrutásemos de su gastronomía, sus impresionantes edificios y que pudiésemos ver una ópera en la Opera House por 4€.

Decidimos realizar una excursión desde Viena a Bratislava. La capital eslovaca se encuentra a escasamente 1h en tren y hay bastante combinación entre trenes y buses.

Bratislava

Bratislava no da para un día pero, estando tan cerca, bien merece una visita. Nosotros teníamos la ida a las 9:00h y adelantamos la vuelta a las 16:35h porque, aparte de que nos había llovido, considerábamos que habíamos visto lo más relevante y ya era de noche.

Pasados estos 3 días en Viena (y el día de Bratislava), cogimos otro tren que nos llevó de Viena a Budapest.

Budapest

Budapest ha sido, sin duda, la gran sorpresa del viaje. Cuando pregunté a otros colegas blogueros todos me dijeron que iba a alucinar, pero no pensé que iba a ser para tanto. Me he quedado enamorado del apartamento donde dormimos, las vistas desde el Castillo de Buda, sus Ruin Pubs, el barrio judío y, sobre todo, sus balnearios (sobre todo en invierno).

Y es que he vuelto enamorado del Balneario Szechenyi, con sus 3 piscinas exteriores con una temperatura que oscilaba entre los 34ºC y los 38ºC. Si a eso le añadimos que en el exterior teníamos una temperatura de 5ºC, el gustirrinin está más que justificado. Eso sí, una vez de llegar al agua en bañador desde las taquillas…

Creo este tipo de ciudades de ensueño son preciosas, pero aún más si cabe en épocas navideñas. ¿Qué os parece? ¡Prometo traeros posts en breve! ;)-