La persona que está detrás del blog «salí a dar una vuelta» es Fabián C. Barrio (1973). Un trotamundos que, debido al trabajo de sus padres, antes de la Universidad ya había vivido en Portugal, EEUU y Francia. Después de licenciarse en Psicología, trabajó en radio, televisión y en una empresa de Internet.
A pesar de todo eso, en febrero de 2010 decidió dejar todo y aventurarse a dar la vuelta al mundo junto con su moto Fefa. Estuvo 2años y 17 días haciendo camino… El 7 de Septiembre se embarca en un nuevo proyecto: «Expedición Mutua Madrileña – Proyecto Suraj«. ¡Mucha suerte viajero!
PRE VUELTA AL MUNDO
· ¿Qué razones te movieron a realizar la Vuelta al Mundo?
Creo que muchas personas se sentirán identificadas con el occidental medio que siente que su vida está siendo vivida por otra persona que tiene otros gustos, otras necesidades, otros deseos, otros intereses y otras responsabilidades. Más o menos yo me sentía así. Atrapado en una vida que me era ajena. Por fortuna, los occidentales disponemos de una herramienta valiosísima que ni siquiera valoramos: la posibilidad de cambiar nuestro destino. Así que me enfrenté a una especie de cruzada personal por cambiar mi destino, e intentar ser plenamente feliz. Confesar que he vivido, como diría Neruda.
· ¿Cuándo nació la idea de hacer este viaje y cuánto duró su preparación?
De los diez años que mantuve mi empresa de internet funcionando, diría que los ocho últimos soñaba cada día con cambiar mi vida. Recuerdo una tarde, que me quedé mirando el techo y me dije… ¿y por qué no?
· ¿Qué pensaron de tu decisión los familiares y amigos?
Mi familia lo tomó con alarma al principio y con resignación y preocupación después. Sin embargo, mis amigos lo vieron como una excentricidad más. No deja de sorprenderme que todos ellos estaban convencidos de que completaría la vuelta sin el más mínimo problema, estaban ellos más seguros que yo de que llevaría el barco a buen puerto.
· ¿Cómo te organizaste? ¿Qué ayudas tuviste?
¿Me organicé? Creo que no. Simplemente fui resolviendo un asunto tras otro, hasta que ya no quedó ninguno por resolver. De verdad que no es tan difícil. Sobrevivir a Hacienda es infinitamente más complicado.
VUELTA AL MUNDO
· ¿Qué se siente cuando se está apunto de embarcar el primer día?
Un infinito cansancio por todo lo que te ha llevado preparar semejante despropósito. Y un gran alivio por partir al fin.
· ¿Es caro un viaje como estos? ¿Encontraste algún tipo de financiación (ya sea antes de la salida o durante el viaje)?
Todo el viaje fue financiado con mis propios fondos. Ahorré diez años, es así de sencillo. Mi presupuesto era de 100 dólares al día, incluyendo traslados de moto entre continentes, alojamiento, gasolina, reparaciones, comida. Al final fueron 80. Una barbaridad. Se puede hacer por la mitad si estás dispuesto a recortar comodidades. Como yo no salí para sufrir, pues me salió por más. Hay quien lo ha hecho gratis, pasando todo tipo de penurias más o menos entretenidas.
· ¿Qué idiomas hablas? ¿Tuviste algún problema de comunicación durante el viaje?
La verdad es que menos de los que pudieras esperar. Salvo que necesites debatir sobre la ética según Kant, la mayor parte de tus necesidades pueden verse cubiertas con gestos -poner la mano bajo la oreja para dormir, o llevarse los dedos a la boca para comer, o apuntar al tanque de gasolina para conseguir combustible-. Hablo inglés, francés y portugués. Pero vamos, realmente no necesitas hablar idiomas para subsistir.
· ¿Qué llevabas en la mochila? ¿Qué cosas marcarías como imprescindibles?
Yo diría que no hay nada imprescindible. Todavía recuerdo, con un deje de ironía, las horas que pasé decidiendo qué linterna debería comprar, sólo para descubrir que, cuando llegas al sitio donde te hace falta, ya hay alguien allí con una linterna, una vela, un camping-gas o una antorcha, listo para iluminarte. Ojalá pudiera un día salir a dar una vuelta con las manos en los bolsillos. Ahí sí que sería libre de verdad.
· ¿Por qué quisiste contar tu viaje en un blog?
Siempre he estado vocacionado para escribir y comunicar. Había ahogado esa vocación para hacer cosas presuntamente más productivas.
· ¿Qué equipo fotográfico llevabas en la vuelta al mundo, cuántas fotos has hecho y cómo te organizabas para guardarlas, procesarlas y subirlas a tu blog?
Una Lumix LX-3 que luego se convirtió en la LX-5 que luego se convirtió en una LX-7. Una Contour HD para las tomas desde la moto. Para mi nuevo viaje, Proyecto Suraj, llevo también trípode, grúa, steadicam, una cámara 3D, otra oculta en unas gafas. La única precaución fue llevar dos discos duros portátiles duplicados de vez en cuando, en maletas distintas. Ordené los vídeos y fotos en carpetas por países. Poco más. Hay fanáticos del orden digital, yo no soy uno de ellos. Creo que tengo unos 45000 ficheros, entre fotos y clips de vídeo.
· ¿Cuál ha sido tu mejor foto?
No me considero especialmente fotógrafo, la verdad. Hay un lugar precioso en Zanzíbar, a los pies de la Ciudad de Piedra, en el que las puestas de sol son más hermosas que en ningún otro lugar que recuerde. Los niños salen a jugar al crepúsculo, sus sombras se recortan contra unos cielos rojos como la sangre. Sus gritos, las olas, la arena blanca de la playa forman una estampa difícil de olvidar.
· ¿Cuál fue el itinerario y la duración de tu Vuelta al Mundo?
Desde Europa (mayo de 2010) llegué a China a través de las estepas rusa y kazaja, crucé la Cordillera del Karakorum, rocé el Himalaya y entré en India, donde perdí diez kilos en un mes.
Tras recorrer el anillo de Indochina –Laos, Camboya y Tailandia (diciembre de 2010)- entré en Australia a través de Indonesia.
Desde Sydney salté a Buenos Aires. Alcancé el Fin del Mundo –Ushuaia- cuando el otoño austral empezaba a despuntar, y subí a continuación, cruzando varias veces los Andes, a través de la espina dorsal de Sudamérica por Chile, Perú, Ecuador hasta Colombia.
A continuación, circunvalé América Central, primero por la costa del Pacífico y después por la del Caribe. Me adentré a través de Venezuela en el Amazonas, y alcancé la costa atlántica. Desde Sao Paulo fleté la moto a Sudáfrica (diciembre de 2011).
A continuación, a lo largo de cinco meses, atravesé naciones pobres o en guerra, siguiendo la cara este de Africa – Etiopía, Tanzania, Kenya, Sudán- y seguí el curso del Nilo hasta alcanzar Tierra Santa (abril de 2012). Finalmente, retorné a Europa en un ferry a través de Grecia para alcanzar España de nuevo con un retraso de sólo diecisiete días.
En total, 63 países, 120.000 kilómetros, 749 días en ruta.
· Cuéntanos un poco cómo te organizabas el día a día durante tu vuelta al mundo, cuándo decidías cambiar de lugar y por qué.
Diseñé el viaje teniendo en cuenta motivos políticos y climatológicos. Por un lado, hay zonas del mundo por las que no puedes pasar, como Myanmar, o por las que es muy difícil o caro -China no te deja circular con tu propio vehículo, exige que te pagues a un guía-censor con su propio chófer, y eso sale por un ojo de la cara-. Además, hay regiones en las que la época del año determina completamente si podrás o no transitar por ellas, especialmente en moto, que es un vehículo especialmente sensible a la temperatura y la lluvia. La idea era viajar siempre en verano, y lo conseguí: Había estimado dos años, y tardé dos años y diecisiete días.
· Dicho esto, ¿qué país quitarías de la lista y cuál te quedaste con las ganas de visitar?
Volvería a cualquier lugar, incluso aquellos que menos me gustaron dejaron mella en mi. Y quizá no es que tenga espinitas clavadas sobre sitios que me faltan por conocer, sino más bien echo de menos muchos lugares en los que me gustaría pasar más tiempo conociendo y aprendiendo.
· ¿Qué lugar del mundo te fascinó?
Yo soy muy de Asia, y en concreto Tailandia me parece un país simplemente asombroso. La gente, las costumbres, la cultura, la música, la gastronomía y los paisajes hacen que la experiencia sea redonda. Tiene un punto un poco alocado, y un punto ordenado y disciplinado también, en su justo equilibrio. Si tuviera que centrarme en América Latina, optaría por Perú, que por cierto disfruta de una de las mejores gastronomías del mundo. De África, destaco Zanzibar, una isla en el Índico que es la definición de paraíso en tierra.
· Entiendo que te habrás juntado con muchos viajeros, pero ¿te has encontrado algún viajero de por aquí? ¿Cómo fue el encuentro?
Me encontré con un español en la Cordillera del Karakorum. Fue un encuentro de lo más surrealista, allí, en una carretera perdida de Pakistán. También fue curioso encontrarme un ciclista vasco en una pensión perdida de Brasil.
· ¿Cuál es la anécdota más graciosa que te ha pasado durante el viaje?
Permíteme que te cuente una emotiva en lugar de graciosa: El momento más hermoso tuvo lugar casi cuando el viaje acababa de comenzar. En China se respiraba una extraña tensión en el ambiente que hacía que el país fuera poco acogedor. Al cruzar la frontera con Pakistán, divisé a unos pobres hombres intentando reparar con sus propias manos la carretera, que había quedado destrozada por los desprendimientos y las inundaciones. Vivían en chabolas al pie del camino y vestían con harapos. Sus caras estaban cubiertas de polvo. Subsistían como podían agarrados a la montaña como lapas. Y se pusieron todos de pie al verme pasar gritando como locos «WELCOME TO PAKISTAN SIIIIIR!!!!» Todavía hoy se me pone la carne de gallina al recordar las lágrimas que me saltaron a los ojos al sentirme así de acogido por gente que no tenía nada más que las piedras, el polvo y el viento.
· ¿Tuviste algún contratiempo en tu aventura?
Sufrí un ataque talibán a unos quince metros de mi moto. Hoy lo recuerdo con una mezcla de nostalgia y afecto, realmente no pasé peligro alguno, la pelea era entre ellos y no contra mi, pero en aquel momento, emplear el botiquín y unos guantes de cocina para curar a un tipo en medio de la Cordillera del Karakorum, resultó un momento bastante angustioso.
· ¿Alguna vez te pasó por la cabeza dejarlo todo y regresar?
Aproximadamente, uno de cada cuatro días. Es lo que yo llamo «la hipótesis del Enanito». Días en los que, si apareciera un enanito con una cajita con un botón y dijera «¡¡Si pulsas el botón te devuelvo a la comodidad de tu casa!!» lo apretaría hasta convertir mis dedos en muñones. Pero como soy un tipo enormemente positivo, siempre pienso que cada maldad que pone en tu camino el mundo es siempre temporal y pasajera.
· ¿Cómo mantenías el contacto con la familia/amigos?
Básicamente, correo electrónico.
POST VUELTA AL MUNDO
· ¿Qué consejos darías a alguien que quiera hacer un proyecto similar?
Que lea «El viaje a Ítaca», de Kavafis, y se convenza de que los miedos son algo totalmente interior. Una vez te convences de eso, el resto viene rodado. Para hacer lo que yo he hecho sólo hace falta determinación y paciencia, nada más. No tiene absolutamente ningún mérito.
· ¿Qué reflexiones has hecho tras el viaje? Esta experiencia, ¿ha cambiado en algo tu vida?
Todo viaje largo es, en esencia, un viaje al interior de uno mismo. Es una forma de aprender sobre lo que se ve pero, sobre todo, sobre los límites que uno tiene, las prioridades vitales. Pasas muchas horas contigo mismo, asistiendo a un mundo eternamente cambiante, lleno de sorpresas, en ocasiones malas, en ocasiones fantásticas. Si un viaje largo no pasa a través de ti y no te ofrece un cambio interior, has desperdiciado una fantástica oportunidad de crecer como persona. Sin embargo, sufres una especie de síndrome de Estocolmo, eres cautivo de una forma de vivir la vida. También es difícil evitar sentir una especie de cansancio general, como si estuvieras anestesiado de sensaciones extraordinarias. Supongo que es el peaje que tienes que pagar por vivir una vida increíble, al final sientes una extraña anestesia ante lo hermoso que tiene el mundo, y lo ves como algo natural. Indudablemente, he cambiado mucho. Antes era un pijo urbanita, ahora sobrevivo con una mochililla y soy infinitamente más feliz que cuando necesitaba los grandes y caros placeres occidentales. Ese tan manido dicho de que no es feliz quien más tiene sino quien menos necesita, te puedo prometer que es cierto. Ahora rechazo los lujos. Y siento un inmenso amor por la gente, por sus peculiaridades, por sus inquietudes, y sobre todo por sus diferencias a menudo irreconciliables. He desarrollado un importante sentido de la supervivencia y de la orientación, soy mucho más abierto y sociable… y he aprendido que no hay mayor sacrilegio personal que desperdiciar ese frágil y limitadísimo elemento que sirve de pegamento a nuestras vidas: el tiempo.
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Blog: Salí a dar una vuelta.
Fotos: Flickr Saliadarunavuelta.
Inspirador…
Realmente lo es. Es uno de los grandes y consigue trasmitir como pocos…
Tuve el gusto de conocer a Fabián en las Jornadas Humboldt de los grandes viajes. Es uno de los grandes.
¡Buena entrevista!
Gracias.
Yo le seguía por Internet y fue uno de los primeros en lanzarse a la piscina con las entrevistas. ¡Un crack!