Sitges, la pequeña San Sebastián

Sabía que existía un rinconcito en la provincia de Barcelona que era una «pequeña San Sebastián» pero, para ser sinceros, no creía que esa «miniatura» fuese tan fiel.
La localidad de Sitges tiene continuos guiños a la capital gipuzkoana: algunos se encuentran a simple vista y, otros, están un poco más escondidos…

Nosotros llegamos en coche desde Girona y lo dejamos en el parking «El Retiro«-céntrico y caro-, en plena Parte Vieja de Sitges. Vemos el mar al final de una calle así que decidimos que es una buena forma de empezar el paseo. Esa calle se trata la Calle de San Sebastián.

La susodicha Carrer de Sant Sebastià desemboca en la Playa de San Sebastián, una de las mejores playas urbanas del mundo según el New York Times -doble guiño a la playa de La Concha de San Sebastián-. Esta playa, denominada también como Platja de Sant Sebastià, cuenta con una longitud de 205m y 20m de ancho y es la playa más familiar de Sitges (suele estar frecuentada, sobre todo, por gente local).

En pleno paseo de la Playa de San Sebastián de Sitges se encuentra un trocito de barandilla de La Concha. Y, esta vez, no se trata de un guiño a San Sebastián, sino de un hermanamiento entre playas. Y es que, además del nombre, comparten más características: ambas son playas urbanas, suelen aparecer en lo alto de los listados de las mejores playas del mundo, son de sustrato arenoso, de poca profundidad y muy turísticas.

Este hermanamiento se realizó a petición de Jordi Baijet (alcalde de Sitges) y el trozo de barandilla de La Concha fue inaugurado por Odón Elorza (alcalde de San Sebastián) en septiembre de 2009. Justo en su base, podemos encontrar una placa que dice «San Sebastián y Sitges, dos ciudades de cine enamoradas del mar y de la cultura«. Eso sí, en la versión en euskera se les ha colado una enorme «c». ¡Un error garrafal!

A escasos metros de esta barandilla de La Concha sitgetana, y en mitad de la Platja de Sant Sebastià, se encuentra un nuevo guiño a Donostia: el Hotel San Sebastián Playa, que cuenta con 51 habitaciones y unas vistas privilegiadas.

En los bajos del hotel nos encontramos con un local presidido con un velero sobre fondo azul. Yo paso de largo pero el icono se me quiere hacer conocido: «me suena que eso es muy parecido al escudo de San Sebastián«. Hoy en día las comprobaciones duran lo que tardas en sacar el móvil y comprobamos que efectivamente, el muy similar al escudo de Donostia.

Y, después de descubrir todos estos guiños, decidimos ir a dar una vuelta por la Parte Vieja de Sitges y, el primer bar que nos encontramos, fue el bar El Donostiarra. Nos lo encontramos cerrado y lo único que podemos ver es su fachada (con varios escudos de la Real Sociedad) y un cartel que nos llama tremendamente la atención: «tenemos el peor vermut del mundo«.

Al final, y viendo que «el Donostiarra» seguía cerrado, acabamos picando unos pintxos en la Euskal Taberna «Akelarre». Justo antes de terminar y emprender el camino de vuelta, decidimos pasar por el baño del local y es allí donde nos llevamos la última sorpresa donostiarra en Sitges.

Eskerrik asko Sitges!