El Museo Vasa -Vasamuseet- de Estocolmo es uno de los museos más alucinantes que he visitado porque en su interior se encuentra el único navío del siglo XVII que ha sobrevivido casi intacto hasta nuestros días. El estado de conservación es tan espectacular porque ha permanecido 333 años en las profundidades del mar Báltico.

Historia del Galeón Vasa

El barco Vasa (también conocido como Wasan o Wasen) debe su nombre al rey Gustavo Adolfo II, de la casa Vasa, quien ordenó construirlo en 1625 con la intención de que fuese la nave más poderosa y mejor armada de la época. Se talaron 1.000 robles solo para construir el Vasa y en enero de 1626, comenzó su construcción.

El Vasa tiene una eslora de 69 m., una manga de 11,7 m., un calado de 4,8 m., un desplazamiento de 1200 t. y un armamento de 48 cañones de a 24 lb., 8 cañones de a 3 lb., 2 cañones de a 1 lb. y 6 obuses. Contaba con una tripulación de 145 hombres y podía albergar hasta 300 soldados.

El Vasa naufragó en su viaje inaugural, el 10 de agosto de 1628, llegando a recorrer poco más de un kilómetro. Tras 333 años sumergido en mar Báltico, el galeón fue rescatado el 24 de abril de 1961 para su reconversión en barco museo.

Naufragio del Vasa

El Vasa era una embarcación demasiado alta con respecto a su manga y el centro de gravedad estaba a una altura excesiva. Parece que el navío iba a ser un buque más pequeño, en línea con la moda de la época, pero se terminó construyendo un barco mucho más grande de lo previsto para incorporar una segunda batería de cañones (añadidos una vez comenzada la construcción).

El monarca Gustavo Adolfo II se impacientó con los retrasos y ordenó su botadura sin realizar las pruebas pertinentes (y nadie se atrevió a llevarle la contraria).

El almirante Fleming ordenó que solo se cargase la mitad del lastre previsto (había observado que las troneras inferiores quedaban demasiado cerca del agua) y el Vasa partió del puerto de Estocolmo el 10 de agosto de 1628.

Al pasar la isla de Södermalm se levantó una suave brisa que escoró el navío y el agua empezó a entrar por las troneras de la línea inferior de cañones. La acumulación de agua en la bodega precipitó su hundimiento.

A los 15 minutos de levar anclas, ya se había hundido.

Museo Vasa

El 24 de abril de 1961 el galeón Vasa fue rescatado del mar Báltico tras estar 333 años hundido. Además del barco, también se hundieron con el Vasa más de 30 cuerpos con sus pertenencias (zapatos, sombreros, gafas, anillos, etc), seis velas (se encontraban recogidas en el momento del desastre y son las velas más antiguas que se conservan), maletas, recipientes de comida (incluso hay una cajita de madera con mantequilla) y miles de aparejos del buque.

Todo esto -y mucho más- se encuentra expuesto en el museo.

Al rescatar el Vasa se alojó en una estructura temporal que llamaron Vasavarvet. Al exponer el Vasa al contacto con el aire hubo un gran impacto en el navío y tuvieron que rociarlo, durante 17 años, con polietileno glicol (producto ceroso altamente soluble en agua, que penetra en la madera y reemplaza poco a poco el agua). Posteriormente, durante 9 años, se dejó secar.

La inauguración oficial del Museo Vasa fue en 1990 y desde entonces ha recibido millones de visitas convirtiéndose en el museo más visitado de toda Escandinavia. En 2011 se acometió una ampliación que concluyó en 2013.

Tanto por la sensación de sentirse insignificante respecto al galeón Vasa (tanto a sus pies como en los miradores a diferentes alturas), como por sentirse en pleno siglo XVII o admirar el rico decorado de los galeones de la época (sobre todo destacan los adornos de la popa), la visita al museo Vasa merece totalmente la pena.

No conozco a nadie al que no le haya gustado y no haya salido de allí con la boca abierta.

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